Había una vez unas hadas que vivían con sus padres.
Eran muy felices.
Una tarde, como era el Día de la Madre, su padre las llevó al bosque para que le trajesen rosas, pues eran las preferidas de su madre.
Pero sucedió que, mientras las hadas recogían las flores, su padre desapareció sin dejar rastro.
Entonces las hadas se pusieron muy tristes, pero el hada mayor dijo: “Vamos al bosque encantado”.
Al llegar al bosque… ¡sorpresa! Ahora desaparecieron las hadas.
Todo el mundo estaba muy preocupado. Los padres las buscaban por todas partes, pero nadie las veía por ningún lado.
La noticia llegó a oídos del rey.
Al día siguiente, el rey sacó un edicto, en el que podía leerse: “No os preocupéis por las hadas. Enseguida tendréis noticias de ellas”.
Y es que un príncipe había salido a galope en busca de ellas, porque el bosque encantado cambiaba de color y solamente un príncipe podía ver a las hadas.
